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Mostrando entradas de enero, 2015

La verdad no se puede imponer

Teresa Barro El siglo veinte estuvo marcado por ideologías que, aunque seculares y ateas algunas de ellas, se vivieron como verdades de carácter absoluto y ¨religioso¨.   Fueron catecismos que dictaron lo que estaba bien y lo que estaba mal y llevaron a la creencia de que toda transgresión de las verdades absolutas e indiscutibles que aseveraban merecía ser castigada.   Los ¨buenos¨ tenían el derecho y el deber de ganar a los ¨malos¨ para así poder establecer la doctrina exacta y el paraíso terrenal.   No había diálogo posible entre los distintos bandos porque todos se creían en posesión de la verdad y con derecho a imponerla.   El resultado fueron guerras calientes y frías armadas y aprovechadas por elites políticas, religiosas, económicas y sociales   que usaron los distintos dogmas y catecismos para hacer todas lo mismo: obtener poder y riqueza para ellas y vivir a cuenta de los demás.   Nadie hubiera podido imaginar hacia mediados del siglo veinte, pasadas las dos guerras mund

Los super ricos

Teresa Barro Uno de los principales dogmas de la dictadura económico-política que se instauró hace tres décadas más o menos y que llevó a que el uno por ciento de la población mundial fuesen super ricos todopoderosos y el resto estuviese cada vez más empobrecido, fue el de que los ricos eran virtuosos y deseables.   El que hubiese personas muy ricas beneficiaba a todos, porque la riqueza que creaban corría como río de montaña, hacia abajo.   Los super ricos eran buenos y hacían el bien a la sociedad.   Había que estarles agradecidos. Los super ricos viven en un círculo cerrado en el que cada uno de ellos quiere demostrar que es el más rico de todos y el que más puede.   Todos ellos quieren exclusividad y desean que cada vez sea más grande la desigualdad entre la elite a la que pertenecen y los demás.   Las grandes firmas comerciales que hacen millones para sus dueños actúan como los negreros de antes y, muy al contrario de la propaganda que muchas hacen de lo bien que tratan a