España y su imperio
Teresa Barro El intolerante sistema que instauraron los reyes católicos y la iglesia en España hizo esencial que, para conservar la vida y los bienes, hubiese que cuidar la apariencia por encima de todo y no dar pie a que pudiera haber la mínima sospecha de que se trabajaba y se ganaba dinero con honradez, se pensaba, o se tenía más contacto con el extranjero que el necesario para imponer la religión ¨verdadera¨. La relación normal con el exterior quedó prohibida. De la corte de los reyes se expulsó a los extranjeros. El mundo de fuera pasó a ser el enemigo del que había que protegerse, y eso explica la extraña relación de España con su imperio, un imperio al que nunca quiso ni apreció, ni siquiera por el poder que le daba en su relación con los demás países, que observaban atónitos la indiferencia, frialdad y falta de entendimiento y hasta de aprovechamiento con que España trataba a sus envidiadas posesiones del nuevo mundo. No es tampoco que España trata