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Mostrando entradas de julio, 2010

El Vaticano y las mujeres

El Vaticano, en su deseo de humillar a las mujeres, ha decretado que es delito el sacerdocio femenino. No son delito, en cambio, el abuso sexual y las violaciones de niños y jóvenes que se han venido practicando en el seno de la iglesia católica romana. El Vaticano ni siquiera ha dado muestras de contricción por esos crímenes contra la humanidad. Lo único que le duele es que se hayan descubierto. Todo se resueve en el Vaticano con autoritarismo patriarcal, con desmanes, ofensas, intemperancias y expulsión de hijos desobedientes. Todo se hace porque sí, porque lo digo yo y porque mando yo. ¿Creerán los del Vaticano que el cristianismo es una religión autoritaria? Si lo creen, tendrían que aprender a leer esa Biblia en la que dicen basarse para imponer misoginia y discriminación contra las mujeres. Ellos más que nadie deberían saber que el Antiguo Testamento no se puede citar al pie de la letra, porque esa “letra” tiene siempre un contexto histórico y lingüístico que no es pos

Mujeres obispas

La iglesia anglicana de Inglaterra va a admitir que las mujeres sean obispas, y eso ha provocado una reacción en contra en algunos de los miembros de esa iglesia, que amenazan, como antes lo hicieron cuando se admitió que hubiese sacerdotes mujeres, con irse a la iglesia católica romana. Eso señala al catolicismo romano, es decir, al Vaticano, como el último reducto de la discriminación contra la mujer, comparable a lo que fue el Ku-Klux-Klan en su momento para los racistas blancos que no soportaban la idea de que no se les reconociese la superioridad innata sobre los negros y el derecho a tratarlos mal y a dejarlos para siempre de esclavos y sirvientes. El problema es que en estos tiempos la discriminación empieza a estar mal vista y hasta penalizada, y los que quieren practicarla se ven obligados a exponer argumentos que la disculpen. El principal argumento que esgrimen los que no quieren obispas, para presentar la misoginia y la discriminación como una orden y un ejemplo divino